Nestlé impulsa su planta de Cantabria hacia un futuro sostenible
La compañía helvética ha invertido cerca de 75 millones de euros desde 2020 en estas instalaciones.
La fábrica de Nestlé en La Penilla de Cayón (Cantabria) se consolida como un referente industrial en España gracias a una inversión cercana a los 75 millones de euros desde 2020. Estos recursos se han destinado a potenciar la digitalización, la automatización y la sostenibilidad de sus procesos, con el objetivo de adaptarse a las exigencias actuales y futuras de la industria alimentaria.
La inversión en sostenibilidad no es algo nuevo en esta fábrica, que actualmente produce chocolates, confitería, cacao soluble, cereales infantiles y obleas para empanadillas. En 1966 estrenó su primera depuradora de aguas residuales, con la que se adelantó a lo que veinte años después se hizo legalmente obligatorio. En el último lustro, se han destinado 1,8 millones de euros para preservar el agua del río.
Reutilización continuada del agua
El pasado mes de septiembre se puso en marcha un grupo de torres de refrigeración que se sumó a las que se instalaron en 2022. Su objetivo es facilitar la reutilización continuada del agua, que, tras participar en la actividad industrial, pasa por un proceso de refrigeración evaporativa y permanece en un circuito cerrado. Esta medida ha permitido reducir el consumo de agua en unos 600.000 metros cúbicos, que equivaldría a llenar 240 piscinas olímpicas.
Para completar sus medidas medioambientales, la planta cántabra cuenta con un sistema de cero residuos a vertedero, que consiste en minimizar su generación y fomentar su reutilización, reciclaje y valorización. Además, toda la energía eléctrica que alimenta el centro proviene de fuentes renovables.
Caldera de biomasa
En otro ejemplo de circularidad, también es renovable la fuente de energía utilizada en el proceso de tostado del cacao en esta factoría. En 2022 se puso en marcha una caldera de biomasa que utiliza como biocombustible, para la producción de vapor, la propia cascarilla que se obtiene en el proceso de torrefacción del cacao. La caldera de biomasa también utiliza astillas con certificación de sostenibilidad en origen, y en sólo tres años ha evitado la emisión de unas 6.000 toneladas de CO2 a la atmósfera.
En 2023 se puso en marcha otra instalación, una bomba de calor que aprovecha la energía residual procedente de la planta de producción de frío. Con ese calor que no se deja escapar, se calienta el agua que se utiliza tanto en los procesos productivos como en la climatización de la planta. De esta forma se han ahorrado otros 12.000 metros cúbicos de agua y se han dejado de emitir 2.500 toneladas de CO2 al año.
Foto: Nestlé