Mandarin Oriental somete el hotel Ritz a una profunda restauración

El establecimiento madrileño recibirá una inversión de 99 millones de euros hasta finales de 2019

El grupo Mandarin Oriental, que adquirió el hotel Ritz de Madrid en 2015 por 148 millones de dólares (120 millones de euros), en joint venture con el inversor saudí The Olayan Group, ha cerrado el establecimiento para someterlo a una restauración integral.

Las puertas del legendario hotel Ritz cerraron al terminar el mes de febrero y se espera que vuelvan a abrir a finales de 2019. Las obras de reforma supondrán una inversión de 99 millones de euros, de los que Mandarin Oriental aportará la mitad que le corresponde como socio al 50% de la joint venture propietaria.

Durante las obras de reforma, los empleados del hotel se someterán a programas de capacitación o serán recolocados temporalmente, hasta la reapertura, en otros establecimientos de Mandarin Oriental, que gestiona el Ritz bajo un acuerdo a largo plazo.

El director ejecutivo del Grupo Mandarin Oriental, James Riley, afirma: “Durante más de 100 años, el Ritz ha sido un icono en esta vibrante ciudad. Esta amplia restauración, combinada con el servicio ejemplar de Mandarin Oriental, tiene como objetivo garantizar que la propiedad conserve su estatus legendario como uno de los mejores hoteles del mundo. Tenemos la intención de hacer que la comunidad local esté aún más orgullosa de este hito histórico cuando los recibamos de nuevo en la reapertura”.

El Ritz abrió sus puertas en 1910 y siempre ha sido un hotel de lujo. En más de un siglo, ha visto pasar por sus dependencias a familias reales, políticos, grandes empresarios y celebridades, y ha formado parte de la vida social madrileña. Los propietarios destacan la relevancia de su ubicación, en el triángulo de oro del arte que configuran los museos del Prado, Thyssen-Bornemisza y Reina Sofía, y enclavado en una de las zonas residenciales más exclusivas de la capital.

Recuperar el original
Los propietarios del hotel quieren conservar el estilo Belle Époque del edificio original y al mismo tiempo mejorar las instalaciones e incluso añadir otras nuevas, como una zona spa, un gimnasio y una piscina cubierta. El contexto histórico del edificio se ha dejado en manos del arquitecto Rafael de La Hoz, y los diseñadores franceses Gilles & Boissier se ocuparán de dar un nuevo aire a los interiores.

El hotel, con 106 habitaciones y 47 suites, contará con elementos decorativos inspirados en su relación histórica con la ciudad, la cultura y el arte español. La suite Royal, de 188 metros cuadrados, se asomará al museo del Prado. En las zonas comunes, tomarán protagonismo una serie de valiosas piezas artísticas de la colección del hotel que incluyen candelabros de cristal, pinturas antiguas y esculturas.

Los espacios comunes recuperarán muchas características arquitectónicas interiores, como el techo de cristal que originalmente iluminaba el salón principal. También el restaurante principal regresará a su ubicación original, con acceso directo a la terraza ajardinada. Además, se creará una barra nueva, que aspira a atraer tanto a los clientes del hotel como a los vecinos de Madrid.