España aumenta su atractivo para la inversión en renovables

El informe semestral de EY coloca a nuestro país en el puesto diez del mundo, y Bloomberg lo eleva al seis

El informe semestral Renewable Energy Country Attractiveness Index (RECAI) de EY vuelve a colocar a España, después de casi una década, entre los diez países del mundo más atractivos para invertir en energías renovables. Concretamente, escala un puesto respecto al anterior ranking, publicado el pasado mes de mayo, para llegar al número diez, con lo que mejora cinco posiciones desde noviembre de 2019, y mantiene el crecimiento que se inició en 2017. Además, es el quinto país en el ranking europeo.

En 2011, España llegó a ocupar el puesto nueve de este listado, que analiza el atractivo para la inversión en energías renovables en 40 países. A partir de esa fecha comenzó a perder posiciones hasta quedar relegada al puesto 29 en 2017. En esa fecha, el atractivo de nuestro país volvió a la senda del crecimiento, y se ha recuperado a un ritmo más rápido del que marcó su descenso.

Climatescope eleva a España al sexto puesto
Otro informe sobre el sector de las renovables, el que elabora BloomberNEF cada año, eleva la posición de España al número seis del ranking mundial de los mejores países para invertir en renovables. La encuesta, denominada Climatescope, analiza el interés de los inversores internacionales y se centra en los países emergentes. Chile ocupa la primera posición, seguida de Dinamarca, Países Bajos, India e Irlanda.

El informe de BloombergNEF destaca que España recibió en 2019 la mayor inversión en renovables desde 2011, y alcanzó los 8.000 millones de euros. El 40,29% de esa cantidad llegó del extranjero. Francia también tuvo un gran crecimiento, frente a los llamativos descensos en Reino Unido, Alemania y Japón. España destacó especialmente en instalaciones solares y eólicas. Concretamente, fue el sexto país del mundo que más creció en el primer subsector en 2019 y el séptimo en el segundo.

La solar y la eólica lideran el mercado
En la presente edición del informe de EY, la número 56 del histórico, España mejora en seis de los ocho indicadores analizados. La energía solar fotolvoltaica y la eólica han sido las principales protagonistas de este hito, al lograr las puntuaciones más altas. En fotolvoltaica, se coloca la número once del ranking, frente al puesto 14 de mayo, mientras que en termosolar ha bajado del 13 al 15.

La energía eólica tradicional sigue siendo fuerte en nuestro país, que llega al puesto 19 desde el 20 del mes de mayo. Al mismo tiempo, la eólica marina se queda en el puesto 23 aunque registra un crecimiento mayor, desde el 27 de la anterior edición. El mayor crecimiento, sin embargo, es el de la hidroeléctrica, que pasa del 36 al 26.

En lo alto del ranking, Estados Unidos recupera la primera posición tras un breve liderazgo que sólo le ha durado seis meses a China. Australia cierra el podio, al que llega por primera vez desbancando a Francia, que cae hasta el número siete. India, en un vaivén muy acusado que la ha llevado del puesto tres al siete en el último año, se recupera ahora en el número cuatro, seguida del Reino Unido, la otra gran escaladora, que en mayo de 2018 estaba en el nueve. Alemania se conforma esta vez con el seis, y Japón y Holanda ocupan el ocho y el nueve.

Necesidad de una red segura
El informe se detiene a analizar el impacto del covid-19 en el objetivo de cero emisiones. “Esta primavera se pudo vislumbrar cómo se vería la industria energética en el futuro”, explica para subrayar que la proporción en el uso de renovables de disparó durante el periodo de confinamiento, al reducirse la demanda y resultar más atractivas por sus menores costes operativos y su acceso prioritario a la red gracias a la regulación vigente en muchos mercados.

Entre las claves para el futuro, el informe de EY marca la necesidad de recurrir a la tecnología para garantizar una red segura, confiable y bien equilibrada. Para lograr este reto, destaca el papel que desempeñarán el hidrógeno y la inteligencia artificial (IA). Sobre el primero, explica que la capacidad de convertir energía renovable en hidrógeno para crear una batería química con mayor capacidad de almacenamiento que las actuales “podría cambiar las reglas del juego”.

Por su parte, los algoritmos de IA, combinados con el uso del internet de las cosas, sensores y big data, “pueden ayudar a estabilizar las redes centrales con una capacidad de predicción mejorada a través de la previsión de la demanda y la gestión de activos y, en consecuencia, aumentar la eficiencia del servicio”.