La inminente salida del Reino Unido de la Unión Europea no está afectando a la inversión británica en España, que durante 2017 alcanzó un nuevo máximo histórico. Esta es una de las principales conclusiones de la cuarta edición del "Barómetro sobre clima y perspectivas de la inversión británica en España", que se ha presentado este jueves en la sede de ICEX-Invest in Spain.

Según este informe anual que elaboran la Cámara de Comercio Británica en España y Analistas Financieros Internaciones (Afi), los flujos de inversión del Reino Unido en España han sumado más de 71.200 millones de euros en los últimos 25 años.

Desde el pasado noviembre y con la amenaza de un brexit sin acuerdo, las empresas británicas no han dejado de apostar por España. Durante el año transcurrido, la inversión británica alcanzó más de 3.800 millones de euros, una cifra superior a los promedios históricos anuales, que afianza su primera posición como inversor europeo. Estos datos demuestran el compromiso que el país británico tiene con España, ya que ha pasado del sexto lugar en 2015 hasta el segundo como inversor extranjero a nivel global, solo superado por Estados Unidos.

Simon Manley, embajador británico en España, ha aplaudido estos excelentes datos y ha comentado que “son una muestra de los cientos de empresas británicas que conjuntamente han invertido cerca de cincuenta mil millones de euros en la economía española, creando empleo, oportunidades y crecimiento en España”, y ha añadido: “esta relación comercial es algo de lo que nos sentimos orgullosos y respecto de la cual tenemos la determinación de ver crecer en el futuro”.

La consejera delegada de ICEX España Exportación e Inversiones, María Peña, ha declarado que los datos de la inversión británica son “una grandísima noticia que demuestra que ambas naciones quieren seguir siendo socios comerciales pese a la incertidumbre futura del Reino Unido con la UE”. “Son socios naturales que abordan con un enfoque similar los próximos desafíos”, ha concluido.

En cuanto a los datos del stock de la inversión del Reino Unido en España, las últimas cifras acumuladas de 2016 reflejan que se ha prolongado la tendencia creciente acumulada desde 2013. Reino Unido representa el 13,1% de la inversión extranjera total en España, con más de 49.800 millones de euros, lo que supone un aumento en 2016 de más de 6.300 millones de euros.

La creciente inversión británica en nuestro país en los tres últimos años ha contribuido sin duda al crecimiento económico experimentado y a las mejores perspectivas en diversos sectores y regiones. De 2013 a 2016 el stock de IED británico se incrementó en más de un 60%.

La inversión continuará en el futuro
Casi dos tercios de las empresas británicas en España tiene previsto aumentar su inversión aquí. De ellas, el 80% lo hará en un plazo inferior al año. Además, las compañías británicas consideran que la salida de la UE no llevará aparejada una desinversión desde las matrices e incluso, un pequeño grupo reducido considera que el brexit puede ser una oportunidad para que España atraiga más inversión desde el Reino Unido.

La futura inversión tendrá como objetivo la innovación para lograr nuevas formas de trabajo y la ampliación de la línea de negocio. Por comunidades autónomas, Madrid y Cataluña serán los principales destinos de las inversiones.

Madrid, País Vasco y Cataluña, principales receptores
Madrid sigue liderando la recepción de inversión en los últimos cinco años. Desde que la recuperación económica se hizo palpable en nuestro país, la Comunidad de Madrid ha recibido 6.300 millones de euros; seguida del País Vasco con 1.895 millones; y Cataluña con 1.200 millones de euros.

En términos laborales a nivel estatal, la inversión británica es la responsable del mantenimiento de más de 187.000 puestos de trabajo directos e indirectos, lo que supone el 1% del total de todo el empleo en España.

España, un buen lugar para invertir
La calidad de vida, las condiciones de financiación y los costos de proveedor son los aspectos mejor valorados por los británicas; sin embargo, en el lado negativo sigue a la cola la inversión y el compromiso gubernamental en I+D+i; el riesgo y la inestabilidad política, y la relación con la administración pública.